viernes, 23 de mayo de 2014

Fragmento de La Sangre del Demonio III

La cena transcurrió tranquila, ahora que Lilith había calmado a Drake con los vaticinios de su hermana, podían estar seguros de que la maldición del padre de Sillax no se iba a cumplir.

Grista y Asker observaban a los intrusos con recelo, algo les decía que no habían venido únicamente para disfrutar de la comida de Urmea y anunciar que un nuevo siervo de la muerte se uniría a ellos en pocos meses.

-Estaba todo buenísimo.- dijo Drake dejando los cubiertos encima de la mesa para coger la servilleta y con elegancia limpiarse.

-Muchas gracias.-dijo Urmea.-Sé que para vosotros ésto es solo placer, no necesitáis comer y bueno me alaga muchísimo que os parezca bueno.-

-Señora se equivoca, yo no me alimento de almas ajenas.-dijo Sillax haciendo que todos se echaran a reír.

-Yo tampoco.-aclaró Láska.-Ni mi madre, ni Caindra, ni Cassandra.-

Urmea reía a carcajadas y con ella la joven Beik que observaba fascinada la belleza de Drake, claramente el poder del demonio aún seguía vivo y había sido capaz de cautivar a la joven.

-Bueno...-interrumpió Laisani. -Es hora de que hagamos lo que hemos venido a hacer.-

Todos se pusieron serios, incluida Urmea y Beik. Grista y Asker se pusieron en guardia, habían intentado escapar hacía cinco minutos pero la puerta principal estaba completamente atascada seguramente fruto de algún hechizo de los demonios.

-¿De qué estás hablando cariño?-preguntó Urmea al ver el rostro serio de los siervos de Nuru.

Laisani se levantó y se giró hacia su madre adoptiva y la que antaño fue su compañera.

-Creo que tenemos algo pendiente. ¿Verdad?-

Asker comenzó a temblar y se abrazó por la espalda a su jefa. Grista permanecía implacable, pensaba que los años de manipulación que había ejercido en Laisani podrían conseguir hacer que ésta no la dañara. Pero se equivocaba, Laisani había abierto los ojos ante aquella manipulación, el día en el que su vida se escapó en la soga que anudaba su cuello se había dado cuenta de que ella no significaba nada para Grista, ella era solo una posesión para la tabernera.

Todos los acompañantes de Laisani se pusieron en pie mirando a las dos traidoras. Urmea y Beik, ahora asustadas ante lo que podía ocurrir permanecían sentadas a la mesa observando con atención.

-Tú no eres así Lai.-le dijo Urmea intentando evitar que hiciera algo de lo que se podía arrepentir.

-Nax, wix, mex.-la voz de Sillax retumbó en las cabezas de las traidoras y de las pobres Urmea y Beik. La lengua de los banenkars las hizo tener escalofríos, aquella lengua podía matar a cualquiera. Segundos después de pronunciar la cuenta atrás Sillax chasqueó los dedos y la estancia se cubrió de oscuridad.

Los gritos de las mortales no fueron escuchados por nadie, el plano umbrío las había envuelto haciendo que se ahogaran y no llegaran nunca al plano terrenal. Los ojos de los siervos de Nuru se volvieron de color rojo intenso, aquellas luciérnagas de sangre era lo único que podían ver las pobres mortales que atemorizadas intentaban huir de aquel lugar.

-Cassandra suix niy sesaixx-ordenó Caín.

La joven observó a través de la densa oscuridad del plano de las sombras en busca de la cocinera y la joven novata. Las dos se habían apartado de la mesa donde habían cenado y se habían refugiado en una de las esquinas de la estancia. Estaban acurrucadas y atemorizadas. Cassandra se acercó a ellas lo que hizo que su miedo aumentara.

-Tranquilas... no os va a pasar nada.-les dijo en un tono dulce. La joven vio como el rostro de ambas se relajaba, pero sentía que la desconfianza y el miedo aún en sus corazones. -Esto terminará pronto y no volveréis a vernos más. Ahora confiad en mí y darme la mano.-continuó Cassandra.

Las dos mortales hicieron lo que la chica les pedía sin rechistar y de repente sintieron un hormigueo por el cuerpo, cuando éste cesó la oscuridad para ellas se había disipado, ahora veían a través de ella, pero no se encontraban en la taberna, todo era muy distinto. Ante ellas se encontraba un precioso prado verde lleno de amapolas rojas y doradas. Aquel lugar les trajo paz, aquel lugar no las hacía sentir miedo.

Asker y Grista golpeaban el aire esperando poder alcanzar a algún siervo de Nuru antes de ser alcanzadas ellas.

-No te tengo miedo Lai, ni a ti ni a tu maldito marido.-dijo Grista con tono altivo.

-A ningún miembro de esa a la que llamas tu familia.-apuntó Asker que se encontraba pegada a la pared dando golpes al aire con un cuchillo que había cogido de la barra.

Las dos observaban los ojos aterradores de los intrusos que se movían lentamente por la sala, todos menos los de Sillax, él era el único que no poseía ese poder, sus ojos negros como la noche y su cuerpo oscuro como el onix hacía que pasara desapercibido. Se acercó a Asker por uno de sus lados y la observó. Después creó a sus dobles de sombras, tres concretamete, uno de ellos se acercó a la chica de frente esperando que en alguno de sus movimientos de ataques le rozara con el cuchillo e hiciera que se percatara de su presencia. Así ocurrió Asker golpeó con el cuchillo la sombra de Sillax y presa del pánico se giró hacia su derecha dispuesta a correr. Sillax la atrapó cuando ésta se chocó con él y una de sus sombras le arrebató el cuchillo.

-¡Buh!-le dijo el umbreo haciendo que la chica gritara y comenzara a llorar desconsoladamente.

Caín y Drake se encargaron de coger a Grista. La magia del rey hizo que no fuese difícil atrapar a la mujer, conjuró un hechizo que la paralizó por completo, lo que hizo que el demonio pudiera capturarla sin problema.

Una vez que tenían a ambas traidoras Sillax ordenó a Láska que hiciera desaparecer la oscuridad. La joven daimon no llegaba a controlar sus poderes como umbreo y únicamente era capaz de absorber la oscuridad, lo que había hecho que todos los umbreos la temieran y la consideraran como una deidad. La joven absorbió la oscuridad de su amado e hizo que la estancia volviera a estar iluminada como antes. En la esquina Cassandra continuaba proyectando buenos recuerdos a las dos inocentes, ellas no tenían porque vivir todo aquello.

-Sillax, te necesitaré.-dijo Caín haciendo que el joven umbreo se acercara a él.

-Lo que mande majestad.-

-Cógeme de la mano.-ordenó el rey. El umbreo hizo lo que se le ordenó. Caín acto seguido agarró a Laisani. Láska supo en seguida lo que Caín intentaba y se enfureció al ver como la dejaba al margen. Ella al igual que su madre y Sillax no podía viajar más que a dos planos, el umbrío y el anímico, los dos que pertenecían a Lilith y Caín respectivamente. Caindra, Drake, Caín y la dama de la noche podían viajar a su antojo entre planos. De repente vio la membrana que los separaba y resopló enfadada.

-¿Por qué me dejáis fuera?-gritó.

Caín acababa de soltar la mano de Sillax y la de Laisani a los que había arrastrado con él fuera del plano terrenal.

-Es peligroso para el bebé.-respondió tajante el rey de la noche.

Láska volvió a resoplar más enfadada aún y se sentó en una silla a observar, era lo único que podía hacer.

-¿Con quién quieres empezar?-preguntó Drake a su amada segundos antes de acercarse a ella y besarle la cabeza con dulzura.-Tú eres la que manda.-continuó tras el beso.

-Asker.-dijo Laisani sin dudar un instante.

La joven al escuchar su nombre se puso histérica. Pataleaba con fuerza intentando librarse del umbreo pero ni él ni sus clones de sombran tenían intenciones de soltarla. -Tú dirás.-dijo el umbreo, que acto seguido se giró hacia a su amada que se encontraba con los brazos en cruz y sería sentada en una silla en el plano terrenal.

-Sujétala quiero hablar con ella.-dijo Laisani.

Sillax hizo que una de sus sombras cogiera a la joven de los brazos y poniéndoselos a la espalda la sujetara. Él se apartó y dejó que la madre de su amada se hiciera con el control de la situación.

-¡Déjala zorra!-gritó Grista.

-Uhhh pero que lengua más sucia.-dijo Caindra al escuchar el insulto de la mujer hacia Lai. -Creo que va a haber que lavar esa boca con jabón.- continuó. Se acercó a la mujer que la retenía Drake y la observó pensativa.-Creo que mejor ácido.-dicho esto abrió la boca de la tabernera y conjuró ácido para introducirlo en su boca. La mujer comenzó a gritar de dolor haciendo que el ácido corroyera toda su boca.

Laisani observó la escena y después volvió a girarse para prestar atención a Asker, ahora Grista ya no podía molestar.

-Desde el primer día que llegaste aquí, yo intenté ser tu amiga, te cuidé cuando estaban mal, te ayudé en tus momentos más difíciles...-Laisani comenzó a andar de un lado a otro sin dejar de clavar la mirada en Asker.-Incluso te cubrí muchas veces para que Grista no te regañara. ¿Y qué hiciste tú?-

Asker se movía enérgicamente esperando poder zafarse de la sombra que la retenía pero era imposible, los sux de Sillax eran tan poderosos como él y mucho más comparando con la poca fuerza de la mortal.

-¡Me mandaste a una muerte segura!-gritó Laisani.-Cuando Arthur llegó aquí en busca de una victima y Grista te eligió la convenciste para que me escogiera a mí, para que fuera yo el sacrificio humano.-la voz de Laisani sonaba más aguda que nunca, estaba furiosa, llevaba mucha rabia acumulada y la estaba soltando en aquel momento. Se acercó a Asker y le propinó una bofetada.-¡Me mataste! ¡Las dos lo hicisteis!.-dijo girándose hacia Grista que se encontraba en muy mal estado tras el ácido de Caindra.-Pero...-dijo volviéndose hacia Asker.-Es algo de lo que debo estar agradecida, gracias a vuestra falta de escrúpulos, a lo mal que os portasteis conmigo, Arthur se enamoró de mi.-

Laisani se refería a Drake como Arthur, su nombre humano. Algo que tanto Asker como Grista interpretaron como un gesto de la chica por humanizar a su demoníaco marido. Aquello no hacía más que molestarlas.

-¿Qué podíamos hacer Laisani? ¿Quién debía morir? ¿Yo?-replicó Asker.

-¡NO!-gritó enfurecida Lai.-Nadie, Grista no tenía poder sobre nuestras vidas, eso debía decidirlo el demonio.-continuó la chica.-Él es el que debía haber elegido quien moría, él debía haber sido el que arrebatara la vida de una inocente, está en su naturaleza hacerlo, él tiene la decisión en sus manos.-

Asker escuchó aquellas palabras y comprendió lo que Laisani decía. Hubiese sido tan simple como dejar que el demonio escogiera su victima y así no haber mandando a ninguna chica a una muerte segura. Asker se echó a llorar.

-Tienes razón Laisani.-dijo convencida la muchacha.

-¡Claro que la tengo!-dijo Lai entre risas.-¿Pero sabes qué es lo más gracioso de todo esto?-

Asker negó con la cabeza.

-Qué me enamoré y me quedé embarazada de un demonio después de que vosotras me entregarais a él.-Laisani respiró hondo y continuó hablando.-Y podríais haber remendado vuestra mala actuación para conmigo pero no, vosotras teníais que rematarme, que acabar conmigo para siempre...- Se acercó a Asker y la agarró por el cuello apretándolo con fuerza.-¡Me condenasteis otra vez a morir! Una segunda vez. ¿Por qué os molestaba tanto?-

Asker mientras se ahogaba a causa de la presión que Laisani causaba en su garganta recordó el instante en el que ella había subido a declarar al cadalso. Cerró los ojos y las lágrimas surcaron su rostros cayendo al suelo. Imploraba perdón, imploraba un indulto. Laisani la soltó haciendo que pudiera volver a respirar.

-Es toda tuya Sillax.-

El umbreo sonrió pícaramente y cogió a Asker de su brazo izquierdo, el sux que había estado aguantando a la joven durante toda la conversación con Laisani la agarró del brazo derecho y dos sux más que Sillax había hecho parecer la agarraron cada uno de una pierna. Acto seguido las cuatro almas de Sillax comenzaron a tirar de la joven con toda su fuerza mientras ésta gritaba desgarrándose la garganta debido al dolor que estaba sufriendo. Sillax y sus sux tiraron con más fuerza mientras todos observaban aquella tortura, de repente el cuerpo de la joven cedió y sus extremidades se desgarraron haciendo que su torso cayera al suelo , mutilado y derramando sangre a borbotones. Asker continuaba viva gritando como una loca al verse mutilada y sobretodo por el dolor insoportable que le causaba aquel desmembramiento.  Sillax y sus sombras tiraron las extremidades encima del cuerpo mutilado de esta lo que hizo que sus gritos se intensificaran.

-Caindra haz el favor de callarla.-dijo Laisani segundo antes de dirigirse hacia Grista.-Es tu turno.-

Laisani se acercó a Drake mientras Caindra callaba a Asker quemándole la boca con ácido como había hecho con Grista. La madre adoptiva de Laisani profería gemidos y gruñidos que la chica reconoció como insultos.

-No te callas ni con la lengua achicharrada por el ácido.-dijo Laisani en tono burlón.-¿Has visto lo que le ha ocurrido a tu amada Asker?.-

Grista miró de reojo a la pobre joven que se estaba desangrando mientras el umbreo y Caindra jugueteaban de forma macabra con sus extremidades.

-Tranquila, a ti no te voy a hacer esto...-dijo sonriendo.-¿Sabes que es la distorsión de viaje?-

Grista comenzó a respirar con fuerza, sabía lo que aquello significaba y sabía lo que le ocurría al alma de los que sufrían aquel destino. La mujer comenzó a moverse para escapar de los brazos de Drake.

-Veo que sí lo sabes.-dijo Laisani.-¿Te acuerdas de cuando el conde quiso hacer conmigo sus experimentos?.-Grista continuaba moviéndose con energía pero Laisani la agarró con fuerza de la barbilla y volvió a formularle la pregunta.-¿Te acuerdas si o no?.-Grista asintió.-Tú pusiste precio a mi sufrimiento e incluso a mi propia vida.- Laisani se giró hacia Sillax que había dejado de jugar con los pedazos de Asker y la miraba atentamente desde que había pronunciado las palabras "distorsión de viaje".-Él también quiere hacer un experimento contigo y yo he puesto precio a tu vida como tú hiciste con la mía.-Laisani hizo un gesto a Sillax y éste asintió. Drake se apartó soltando a Grista, la mujer sintió como el demonio la soltaba y por unos instantes saboreó la libertad, pero cuando intentó moverse observó que bajo sus pies se había creado un portal de sombras y unas manos la agarraban por los pies, en seguida supo que era uno de los sux de Sillax. El sux la atrajo hacia abajo haciendo que sus pies desaparecieran en aquella oscuridad, de repente Sillax hizo un movimiento con su mano y el portal se cerró apuntándole los pies a Grista.

-¡Esto es la distorsión!-dijo Laisani eufórica. Drake sonrió al ver la maldad que acumulaba su mujer y no pudo evitar sentirse excitado. Se acercó a ella y la besó enérgicamente entrelazando sus lenguas. Caín sonrió al ver a su hermano en aquella situación, sabía lo que escondía aquella pasión y se alegraba por ello.

Sillax continuó haciendo la misma operación hasta que llegó a la cintura de la mujer que profería gruñidos de dolor. El umbreo miró a su amada, la parte demoníaca que habitaba en ella se sentía tremendamente excitada, el dolor, la tortura,la sangre y la violencia eran atenuantes de la excitación de un demonio. Sillax no lo dudó un instante y se concentró para hacer aparecer un sux al lado de su amada, ésta al verlo se abalanzó sobre él para besarle igual que su padre había hecho con su madre.

Laisani consiguió calmar las ansias de pasión de Drake para continuar con su venganza personal. -¿Puedes continuar?.-le preguntó a Grista que estaba totalmente pálida.-¿No es tan fácil cuando es tu vida la que está en juego verdad?- continuó la chica para después hacerle un gesto a Caín. El rey se acercó a la dolorida Grista y le puso sus manos en la cabeza para hacerle ver todos los recuerdos malos que Laisani tenía, todo lo que ella le había hecho sufrir. Grista comenzó a sentir miedo, un miedo terrible, era la primera vez que Laisani la veía, sus padres la habían vendido. Comenzaron a sucederse un montón de recuerdos dolorosos de la chica, el día que con seis años trajo unos gatitos abandonados y Grista la obligó a matarlos tras haberle pegado una paliza tremenda por el simple hecho de no querer mascotas en casa, el día en el que tuvo que acostarse por primera vez con un cliente, las miles de palizas porque no hacía las tareas que se le mandaban... Grista comenzó a llorar. Se había comportado fatal con aquella pobre niña, pero la vida era dura y ella siempre había intentado hacerla fuerte para que pudiera afrontarla.

-No me arrepiento de nada.-dijo Grista.-Te he querido lo mejor que he podido.-

Laisani abrió los ojos sorprendida. ¿Cómo era capaz de decir que la quería? Resopló enfadada y vio como todos sorprendidos la miraban expectantes, incluida Láska que había dejado de darse el lote con el sux de su chico.

-Acaba con ella Sillax.-dijo Laisani reprimiendo las lágrimas.

El sux del umbreo volvió a agarrar a la mujer de la cintura y tiró de ella hasta que Sillax cerró el portal, Grista cayó sin vida ante ese último corte pero aún así el umbreo continuó repitiendo aquella operación hasta acabar con ella. Después el portal desapareció apareciendo del techo de la taberna de donde comenzaron a caer los pedazos de la tabernera. Laisani suspiró y se abrazó a Drake, acto seguido todos desaparecieron, en la taberna solo quedaron las cuatro mortales.

Asker se levantó del suelo y comprobó que estaba de una pieza. Estaba pálida y atemorizada. Grista hizo lo mismo y al ver que estaba bien comprobó que su empleada también lo estuviera.

-¡Estáis bien!-gritó Urmea.

Las dos torturadas miraron a la cocinera atónitas, aún no podía creer lo que habían vivido, ni siquiera podían creerse que estaban vivas. Urmea y la novata se acercaron a sus compañeras y las tranquilizaron.

-Tranquilas, estáis bien. Laisani no es como vosotras, ella es buena persona.-dijo Urmea haciendo que las dos torturadas rompieran a llorar.

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Caín observó el colgante del grifo que había arrebatado a Fris, el Arcanista. Era extraño y algo le indicaba que guardaba un gran poder. La gema de color roja que abrazaba la montura de plata en forma de grifo brillaba de una forma extraña. El rey observaba aquella joya con recelo. ¿Qué escondes?

-Papá.-Cassandra entró en el despacho de la torre llevando en sus brazos al pequeño Ájax.

-Dime preciosa.-dijo Caín girándose hacia su hija llevando el colgante en la mano.

-¿Aún estás con ese collar?-preguntó la muchacha.

-Siento que guarda algún secreto que aún no he desvelado.-

-Papá, es un simple collar de un mago ostentoso.-

Caín miró la palma de su mano donde se encontraba aquella joya.

-Mío, mío.-dijo el pequeño Ájax adelantando sus bracitos para coger el colgante.

-Eso no es tuyo cariño.-dijo Cassandra apartando al pequeño.

Caín cerró la mano haciendo que el colgante ya no quedara a la vista del pequeño que se echó a llorar encaprichado.

-No es para ti.- dijo Caín tajante.

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Áyax entró en la habitación de la torre del ala oeste del castillo. Observó la instancia mientras movía con energía la bolsa que llevaba en su mano derecha.

-Tío, ya he llegado.-dijo el joven dejando la bolsa en una de las mesas pegando un fuerte golpe. Caín apareció por la puerta de la derecha que llevaba al telescopio.

-¿La has traído?-dijo el rey mientras se limpiaba las manos con un trapo de seda.

-Sí, no me costó encontrarle.-dijo el joven.

Caín se acercó a la mesa y abrió la bolsa que el chico había dejado, de ella sacó la cabeza del traidor.

-Perfecto, nunca pensé que fueses tan buen cazarecompensas.- dijo Caín haciendo que el joven sonriera contento de que su rey le brindara aquellas palabras. -Pero tienes que espabilar porque Céfir te está pisando los talones.-

Ájax pensó en su tío y como si éste supiera que lo habían nombrado apareció por la puerta.

-Aquí traigo mi parte.-dijo el joven dejando sobre la mesa tres bolsas.

-Perfecto.-dijo Caín al observar que el contenido de cada una de las bolsas era el adecuado. Céfir miró a su sobrino y le guiñó un ojo en un gesto cómplice. Ájax amaba a su tío, era su mejor amigo y una de las personas más importantes en su vida, pero ambos eran muy competitivos y les encantaba hacer disputas para saber quien era el mejor de los dos. Su rivalidad era sana aunque en algunas ocasiones había hecho que llegaran a las manos.

-Aquí tienes tu recompensa Céfir.-le dijo Caín sacando una bolsita de terciopelo azul y tendiéndosela al joven daimon.-Y aquí tienes la tuya Ájax.-dijo tendiéndole al umbreo otra bolsa pero ésta de color rojo.

Céfir cogió su recompensa, lo abrió y sacó el papelito que había dentro de él que le indicaba su próxima victima, segundos después de leer el nombre de quien debía matar se despidió y salió de la estancia.

-Tío Caín.-dijo Ájax en tono débil. Caín se giró hacia él e hizo un gesto para que continuara hablando.-Me gustaría pedirte otra recompensa.-

El rey de la noche miró extrañado al muchacho.-¿Otra? ¿No te bastan los diez dragones de oro?-

Ájax negó con la cabeza.-No, no es eso. Sólo que llevo desde pequeño deseando algo que tienes aquí.-

Caín arqueó una ceja mientras se preguntaba a si mismo a que debía referirse. -Los libros arcanos te los entregaré cuando perfecciones el uso de tu magia.-inquirió Cain pensando que se refería a aquellos tomos antiguos y prohibidos en cualquier escuela de magia.

-No, no son los tomos arcanos.-dijo el joven.-¿Recuerdas el colgante del grifo?-

Caín se echó a reír al recordar aquel colgante. -Lo he estudiado durante años y no he conseguido descifrar lo que esconde, si es que oculta algo.-se dirigió a una de las mesas repletas de pergaminos y de un cajón saco una bolsa de color negro.-Puedes quedártelo, sinceramente no creo que tenga ningún valor más que el que pueda darte algún joyero.-

-No quiero venderlo.-dijo el chico.

-Has estado obsesionado con ese colgante desde pequeño, si llego a saber que era tan importante para ti te lo hubiese dado antes.- Caín le tendió el collar al joven.

-Gracias tío Caín.-

-Ahora márchate en busca de tu victima si no quieres que Céfir te lleve ventaja. Dichas estas palabras el chico se despidió y se marchó de la torre. Había soñado durante años con aquella joya, con el colgante del grifo, sabía que era importante y sabía como debía activarlo, un poco de sangre en la oscuridad de la noche y su poder se desataría. Abrió la bolsita de la recompensa y miró el nombre de su victima, la activación del collar debía esperar, ahora tenía que encontrar a aquel desgraciado antes de que Céfir hiciera lo propio con el suyo.


2 comentarios:

  1. Ha habido un momento que he tenido que dejar de leer porque me imaginaba la escena AUCHHHHH! Por dios, ha sido brutal >< o soy demasiado nena para esas torturas xD

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    1. Jajajajja están basados en dos fatalities de Mortal Kombat, pero modificados. ^^ Lo bonito es que Laisani sigue teniendo corazón de humana.

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