¿Has oído hablar de Dalif, Thonar o Enhar Dúimar? Se cuentan
muchas leyendas acerca de ellos, muchas son ciertas otras tantas son verdades a
medias exageradas con el paso del tiempo. Dalif tal vez sea el que más sufre
las exageraciones en sus vivencias y probablemente sea el más famoso de los
tres, un buen mago arcano y nigromante, conocido como novio y hermano de la
muerte, el mayor asesino de la historia, hay tanto que contar sobre él que es
prácticamente imposible hacerlo sin que
ocupara miles de páginas pero si hay que destacar algo de él, lo más
importante en su vida es sin duda su gran don. Dalif posee los ojos más
preciosos, manipuladores y cautivadores de todo el universo, un regalo que supo
aprovechar desde siempre. Thonar no se queda atrás, conocido como la mismísima
tortura en persona, la muerte viviente, ha sembrado el pánico por todos los
continentes de Kartia, no tuvo la gran suerte de Dalif de nacer con un don tan
característico pero si nació con una fuerza de voluntad férrea y una capacidad
de aguantar el sufrimiento que hicieron que ni la mismísima muerte lo
consumiera. Por último Enhar, el gran desconocido, el causante de los males
como lo llama Dalif, el perfecto, el muerto errante, la única persona que no ha
estado ni viva ni muerta , que sin ser un dios ha conseguido visitar el séptimo
infierno y el séptimo cielo y volver a la tierra para poder empezar de cero.
La familia Dúimar tiene muchos secretos , secretos a voces
algunos, otros guardados en el rincón más recóndito de una memoria que poco a
poco hace lo posible por cerrarse y no volver a recordar jamás. Yo, Nayra
Dúimar, me siento orgullosa de mi apellido y me siento orgullosa de haber
nacido en el seno de esta familia, a pesar de todos los inconvenientes que ello
conlleva. Estudio en Oreon, una de las escuelas superiores de magia más
prestigiosas de Kartia. Convivo con más de tres mil alumnos procedentes de
distintos puntos de Kartia e incluso de las Nuevas Tierras, distintas razas y
distintas costumbres pero algo es uniforme para todos, el apellido Dúimar es
sinónimo de respeto, miedo e incluso adoración.
He tenido que sufrir muchas discriminaciones por parte de los
demás alumnos, discriminaciones disimuladas de las que hago caso omiso, pues si
éstos se percataran de que yo las noto probablemente sentirían miedo y
comenzarían a hacerme la pelota. Me miran con disimulo a los ojos esperando ver
vestigios del don de mi padre, e incluso a veces apartan la mirada con rapidez
antes de ser cautivados por el gran don. Ellos no saben que ese don es único y
exclusivo de mi padre, ni por asomo tengo los ojos tan preciosos como él ni
puedo conseguir todo lo que él consigue con una sola mirada, pero la mente
humana es a veces un mecanismo simple que se deja llevar por los miedos. En más
de una ocasión he simulado tenerlo, he mirado fijamente a algún compañero y ha
sido tal el miedo que ha sentido que verdaderamente he llegado a dudar hasta yo
misma de dicha herencia. Mis compañeros se apartan de mi lado cuando hay que
conjurar hechizos de ataque. Por mi sangre corre la sangre del mejor asesino
que jamás a existido nunca y podría matar a todos los estudiantes con un simple
hechizo de raza de nivel uno. Lo pienso y no puedo evitar echarme a reir.
Ningún chico es capaz de pedirme una cita y soy una de las muchachas más
populares de la escuela.
Muchos compañeros de clase vienen de familias que odian a los
teriántropos por encima de todas las cosas y desean que vuelva a haber otro
exterminio que acabe con el cien por cien de los hijos de Sika pero cuando me
ven a mi o alguno de mis hermanos son capaces de rezar a Lúmeter con el mejor
de sus cantos.
Tuve doce hermanos todos mayores que yo, ahora solo me quedan
once vivos, uno murió en el exterminio,algo que mi padre jamás perdonará ni a Dioses, ni a mortales y por lo que está
pensando llevar a cabo una gran venganza.. Pero
al poco de morir mi hermano, Koniwa , la pantera que había cuidado de mi
padre durante muchos años , tuvo una cría , un teriántropo fijo , siempre con
cuerpo de animal y mentalidad de hombre. Cuando Koniwa murió , su hijo pasó a
convertirse en nuestro hermano. Mi padre siempre lo había criado como a su hijo
pero con la muerte de su fiel madre pasó a serlo en un grado superior.
Mis padrinos son los reyes de los Teriántropos y mi madre es
la mismisima discipula de Altárei, todo en mi vida indica fama y prosperidad.
Cuando nací las estrellas cambiaron su curso normal, eso ocurre cada mil años o
incluso más, mi padre supo que sería especial y por eso me llamo Nayra, que en
teriántropo es el nombre que se le da al fénomeno del cambio de movimiento de
las estrellas y con las runas adecuadas significa Maravilla. Mi padre además de
ser asesino es el mejor vidente de toda Kartia , es capaz de predecir lo que
pasará de aquí a cien años o lo que está apunto de suceder un segundo después,
descubrió la pócima de la vida eterna y no guarda rencor al que se la robó. Ha
tenido la suerte de conocer a muchas mujeres y amar únicamente a una, de viajar
por muchos lugares y poder vivir donde quería y hacer que la gente lo tema
tanto como lo ama. Estoy orgullosa de ser hija de un Dúimar, estoy orgullosa de
ser hija de Dalif y estoy orgullosa de mi vida.
Mis hermanos brillan todos con luz propia , al igual que casi
todos los miembros de la familia Dúimar. Y ahora yo, me dispongo a brillar por
la mia propia a escribir más leyendas sobre los Dúimar y quien sabe si conseguiré ser más famosa que mi padre. Tengo
claro que Dúimar es un apellido que da honor y respeto pero también es una dura
carga. Siento la constante necesidad de ser un orgullo para ese apellido al
igual que todos los que lo poseen y esa dura carga a veces te hace hundirte en
la más profunda miseria. ¿Puede un Dúimar llorar? ¿Puede un Dúimar sentir
dolor? ¿Puede un Dúimar derrumbarse? Me
hice esas preguntas durante muchos años de mi vida hasta que mi padre me hizo
entender todo. Un Dúimar nace siendo simplemente un apellido , una pequeña
semillita que se tiene que ir regando hasta que se convierta en un pequeño
brote, una planta o incluso un fuerte árbol. Durante ese proceso habrá muchas
nevadas, cambios de clima que pueden hacer que el brote se quiebre pero lo que
caracteriza a un Dúimar es su saber estar ante las malas situaciones, un Dúimar
canaliza el dolor y lo convierte en energía para conseguir objetivos. Un Dúimar
lucha por sus sueños por encima de todas las cosas. Un Dúimar llora pero ríe el
último, un Dúimar siente dolor pero causa mucho más y un Dúimar se derrumba
para levántase con más fuerzas que
nunca.
¿Conoces a Dalif
Dúimar?; Es mi padre.
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Me corro con esta mujer
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